Sinopsis
El profesor Indiana Jones se acerca a la jubilación y lucha por adaptarse a un mundo que ya no parece necesitarle tanto. Sin embargo, cuando el viejo rival Jürgen Voller (Mads Mikkelsen) aparece buscando hacerse con un antiguo y poderoso artefacto, Indiana debe ponerse el sombrero y buscar el látigo una vez más para asegurarse de que el objeto no caiga en las manos equivocadas.
Créditos y reparto
Actores: Mads Mikkelsen, Phoebe Walter-Bridge, Harrison Ford, Antonio Banderas
Directores: James Mangold
En mi 1989 Indiana Jones y la Última Cruzada cerraba (en teoría) con la mejor saga de aventuras del cine gracias a una historia sólida, grandes actuaciones de Harrison Ford, Sean Connery y Julian Glover.
Pero en 2008 Lucas y Spielberg decidieron traer una nueva entrega del Dr. Jones, con un Ford ya entrado en sus 60 años y que si bien dejó a público y crítica con opiniones encontradas, la película aún guardaba algo del estilo y tono de sus predecesoras.
Sin embargo y 15 años después de «El Reino de la Calavera de Cristal», Disney nos trae una nueva película del hombre con el sombrero fedora en «Indiana Jones y El Dial del Destino»… y el resultado no pudo ser más desastroso. Empezamos con el recuento de los daños:
El ritmo frenético en exceso que usa el director James Mangold para narrar el filme no permite que el espectador comprenda que es lo que está pasando en la pantalla o si la historia que se quiere contar tenga algún sentido o coherencia, algo que sorprende de parte de un hombre que nos ha traído obras de calidad como Cop Land o Logan.
El personaje de Helena, interpretado por Phoebe Waller-Bridge, llega a ser cuando menos insoportable. Y aunque si bien cuenta en el reparto con un monstruo de la actuación como lo es Mads Mikkelsen, éste es completamente desperdiciado en su papel de antagonista dando cómo resultado un villano que solo «persigue» al protagonista.
Por último y no menos importante se antojaba un mejor tratamiento para Indiana Jones, pues si bien el personaje ya estaría arriba de los 75 años se pudo hacer algo más decoroso para la que sería su última aparición en la gran pantalla. Después de todo se ha conseguido hacerlo con íconos como Rocky Balboa en las pelis de Creed o con Maverick en la secuela de Top Gun del 2022.
En resumen: Una película fallida, sin corazón y sin respeto para una saga que se debió terminar en 1989.
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