Animales fantásticos: Los Secretos de Dumbledore.
Por Iván C. Fajardo | @IvxnFajardo
Este 15 de Abril llegó oficialmente a la salas de cines la tercer entrega de la saga Animales Fantásticos, línea de películas que toman lugar en el Mundo Mágico de J.K. Rowling que vimos y vivimos por primera vez en la saga de Harry Potter hace más de 20 años.
Hablando de Harry Potter… al pertenecer a dicho universo, la saga de Animales Fantásticos ha tenido desde un inicio fuertes conexiones y referencias con la misma, pero esta nueva película lo lleva a un nuevo nivel al incluir desde su título un nombre fuertemente reconocido no solo por fans sino por el público no tan fiel: Dumbledore.
¿Y cuáles son los secretos de Dumbledore? Pues, el detonante de toda la trama es el pacto de sangre que este mismo hizo en su juventud con Grindelwald, el antagonista de la película anterior de Animales Fantásticos, con quien compartía un vínculo amoroso y quien pensaba, su forma de querer “cambiar el mundo mágico” no terminaría siendo un intento de genocidio al mundo muggle. En un intento de detener al despiadado Grindelwald y al no poder intervenir directamente, dado su pacto mágico de sangre, pide ayuda entonces a Newt Scamander y sus cercanos.
¿Resulta esto en una emocionante aventura? Pues si, y… No. Los puntos a destacar de esta cinta son el factor nostalgia que mencioné anteriormente, está más fuerte que nunca y el ver nuevamente al colegio Hogwarts y versiones más jóvenes de personajes vistos en Harry Potter son un apapacho y una refrescante dosis de nostalgia al mismo tiempo que nos permite avanzar la trama y el desarrollo de los personajes de Animales Fantásticos. Por otro lado, la película como unidad se sintió algo… lenta, el primer acto de la película resulta confuso pues queda muy claro exactamente quién está del lado de quién y exactamente qué catástrofe están evitando que pase, aunque puede llegar a ser un recurso narrativo interesante en otras narrativas, no funciona del todo en esta pues no genera tanto suspenso y además se siente poco coherente con el acto final de la película, yo me pregunto ¿Puede el conflicto de la primer parte ser reducido o alterado sin afectar al conflicto mayor del clímax de la película? ¿Es creíble que la gente del mundo mágico sea tan manipulable y cambie su opinión de forma tan sencilla?
Responder a esa pregunta les toca a ustedes, los invito a ver la película en su cine más cercano y dejar vivir nuevamente al niño que sueña con ir a Hogwarts y jugar al Quidditch que vive dentro de muchos de nosotros.
